Hace unos cuantos años (creo que fue por allá en 1999-2000) una señora dió a luz en uno de los autobuses de la OMSA(que en ese entonces aún estaban decentes). Pues bien, en honor al suceso, la señora decidió llamar a su criatura (fue una hembrita) "Omsina", nombre que personalmente no me gusta, pero el derecho de los padres a decidir el nombre de sus hijos no se los quita nadie (espero que ése juez de la Junta me esté leyendo).
En fin, así como en su época la OMSA fue la nueva maravilla del transporte, ahora es el Metro, y por coincidencia (o "Diosidencia"), también hubo un nacimiento inesperado en el Metro.
Amarilis Evangelista Jorge, una joven de 21 años residente en el Km. 26 de la carretera Villa Mella-Yamasá, sintió en la tarde del martes 5 de mayo (el cumple de mi mami!!!) que su criaturita estaba ansiosa por respirar el aire contaminado de Santo Domingo, así que le pidió a su tía Rosmeri que la acompañara a la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia (esa que está frente a la Plaza de la Cultura, si no me equivoco); pues bien, llegaron a la estación Mamá Tingó de Villa Mella, con destino a la estación Casandra Damirón de la Plaza de la Cultura... pero como el bebé no tenía el mismo horario que el tren y que su madre, rompió fuente en la stación Gregorio Luperón.
Uno de los guardias (esos el CESMET) se percató de la situación, por lo que decidieron bajar a Amarilis a la estación. Un jevo, aparentemente estudiante de Medicina (y si ese es el caso segurito que es de la UASD; allá somos los mejores en todas las carreras, bueno, casi) se enfundó las manos (con guantes, por supuesto) y junto al agente de la CESMET procedió a recibir al niño, a quien el personal de la ambulancia le cortó el cordón umbilical y procedió a limpiarlo (en la medida de lo posible, no creo que en este país una ambulancia ande con TODO lo necesario para atender cualquier caso).
Después de ahí, enviaron a la madre en ambulancia a La Maternidad La Altagracia, y al bebé (en el mismo Metro) al Reid Cabral, donde lo pesaron, revisaron de pies a cabeza, lo pincharon, lo hurgaron y lo voltearon al revés, y procedieron a aplicarle las vacunas correspondientes. Según los pediatras, está en perfectas condiciones.
Al igual que el caso de Omsina que mencioné más arriba, la madre quiso nombrar al niño en honor al lugar de su nacimiento, pero como ningún nombre que se parezca a "Metro" suena bien, decidió llamarlo como la estación donde nació, Gregorio Luperón (o creo que es "Gregorio" solamente). Que suerte que no nación en la estación Mamá Tingó, o en la Joaquín Balaguer, o peor aún, en la estación "Los Taínos".
Pues sí, mientras su madre se recuperaba en la Maternidad, Gregorito volvió a Yamasá con su tía-abuela, montado en el metro por supuesto, no sin antes pasar a saludar a todos aquellos empleados y guardias del Metro que ayudaron en su nacimiento.
Verdad que es chulísimo el milagro de la vida???
En fin, así como en su época la OMSA fue la nueva maravilla del transporte, ahora es el Metro, y por coincidencia (o "Diosidencia"), también hubo un nacimiento inesperado en el Metro.
Amarilis Evangelista Jorge, una joven de 21 años residente en el Km. 26 de la carretera Villa Mella-Yamasá, sintió en la tarde del martes 5 de mayo (el cumple de mi mami!!!) que su criaturita estaba ansiosa por respirar el aire contaminado de Santo Domingo, así que le pidió a su tía Rosmeri que la acompañara a la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia (esa que está frente a la Plaza de la Cultura, si no me equivoco); pues bien, llegaron a la estación Mamá Tingó de Villa Mella, con destino a la estación Casandra Damirón de la Plaza de la Cultura... pero como el bebé no tenía el mismo horario que el tren y que su madre, rompió fuente en la stación Gregorio Luperón.
Uno de los guardias (esos el CESMET) se percató de la situación, por lo que decidieron bajar a Amarilis a la estación. Un jevo, aparentemente estudiante de Medicina (y si ese es el caso segurito que es de la UASD; allá somos los mejores en todas las carreras, bueno, casi) se enfundó las manos (con guantes, por supuesto) y junto al agente de la CESMET procedió a recibir al niño, a quien el personal de la ambulancia le cortó el cordón umbilical y procedió a limpiarlo (en la medida de lo posible, no creo que en este país una ambulancia ande con TODO lo necesario para atender cualquier caso).
Después de ahí, enviaron a la madre en ambulancia a La Maternidad La Altagracia, y al bebé (en el mismo Metro) al Reid Cabral, donde lo pesaron, revisaron de pies a cabeza, lo pincharon, lo hurgaron y lo voltearon al revés, y procedieron a aplicarle las vacunas correspondientes. Según los pediatras, está en perfectas condiciones.
Al igual que el caso de Omsina que mencioné más arriba, la madre quiso nombrar al niño en honor al lugar de su nacimiento, pero como ningún nombre que se parezca a "Metro" suena bien, decidió llamarlo como la estación donde nació, Gregorio Luperón (o creo que es "Gregorio" solamente). Que suerte que no nación en la estación Mamá Tingó, o en la Joaquín Balaguer, o peor aún, en la estación "Los Taínos".
Pues sí, mientras su madre se recuperaba en la Maternidad, Gregorito volvió a Yamasá con su tía-abuela, montado en el metro por supuesto, no sin antes pasar a saludar a todos aquellos empleados y guardias del Metro que ayudaron en su nacimiento.
Verdad que es chulísimo el milagro de la vida???